La semana previa al domingo de “Pastillos” suelen ser días de preparativos en las tahonas de nuestro pueblo para que todos podamos disfrutar de esta torta típica. Los hornos de nuestro pueblo trabajan sin descanso, a la producción diaria de amasar y cocer el pan se une la preparación centenares de pastillos. Visitar estos días las panaderías hace despertar los jugos gástricos ya que están repletas de este dulce ancestral. En las panaderías de Artajona, Valdovín, Carot, Pequerul-Gracia, y hasta hace unos pocos meses en la de Paco y Mª Pilar Lizaga-Gracia son jornadas en los que el trabajo se multiplica por lo menos por dos.
El pastillo es una torta redonda en cuyo centro se colocan huevos cocidos enteros y sujetos por dos tiras de la misma masa en orma de cruz, la torta continúa respondiendo a la tradición y se sigue realizando con los mismos ingredientes de siempre: harina, huevos, aceite, azúcar, viena, masa madre de pan y esencia de azahar. Un dulce para todo el pueblo: su sencillez con sus componentes hacían de este postre accesible en precio para los trabajadores y clases menos favorecidas. No existe constancia gráfica del arranque de esta celebración pero los más mayores de nuestro pueblo evocan su celebración, y con formas y sabores muy parecidos podemos encontrar este placentero postre en otras localidades aragonesas y catalanas.
Con el ánimo de difundir y agradecer esta importante labor de las familias de panaderos que regentan estos negocios artesanales que cumplen una importante labor social: la alimentación. Este año nos hemos desplazado a la Panadería de los Hermanos Carot
Porroche que el próximo 20 de abril celebran su veinticinco aniversario. En su local de la Plaza de la Iglesia podemos encontrar unas quince clases se pan que hornean a diario y más de cien tipos de productos de repostería y pastelería. Fernando, Toño y Pili se embarcaron en esta aventura en el año 1993 con mucha ilusión y con las ganas de poner mucho afan en innovar el mercado panadero local. El hermano mediano Toño fue el que más pudo formarse con el manejo de la harina y estuvo varios meses en la panadería de sus tíos «Hijos de José Miguel» en la Avenida Zaragoza de la ciudad de Utebo, también se formó en otras panaderías pastelerías en Barcelona (calle Aribau) y en Zaragoza (calle Escosura) donde perfeccionó el arte de la pastelería.
Muy reconocidos son son sus dulces no solo en nuestra localidad también en muchos pueblos vecinos. No faltan sus productos en muchas celebraciones, sus palmeras, sus pastas de te sus hojaldres los producen de manera artesanal y tratando de adaptarse a las preferencias de los consumidores buscando día a día mejorarlos. Reconocen que uno de sus productos estrella es su tarta de hojaldre con crema y nata para la que utilizan la nata de más calidad del mercado.
También dominan otros productos de repostería como sus mantecados y magdalenas o el afamada torta de «pastillo» que producen más alla del fin de semana de romería y que han innovado la receta original de su madre Teresa Porroche Aguilar y la de su tía María Naharro a las que agradecen su experiencia de estos productos tan característicos de nuestro municipio.
Las caras más visibles de su despacho de pan son Inma Labadía y la pequeña de los hermanos: Pili que ya mete el gusanillo a sus hijos en el arte de la panadería y les podemos ver practicar también con el reconocido «moñete» de la torta de pastillo. Muy orgullosa de que esta nueva generación aprenda lo sacrificado del oficio en un año tan diferente en el que la cabeza está presente en la salud de su madre convaleciente.
Más imágenes de la céntrica panadería:
Las panaderías de nuestro pueblo cumplen con otra misión la de fijar empleo en nuestra localidad. Hoy es tiempo de disfrutar de su trabajo y degustar como postre este dulce que todos reconocemos desde muy niños.
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