La semana previa al domingo de «Pastillos» suelen ser días de preparativos en las tahonas para que todos podamos disfrutar de esta torta típica en nuestro pueblo. Los hornos de nuestro pueblo trabajan sin descanso, a la producción diaria de amasar y cocer el pan se une la preparación centenares de pastillos. Visitar estos días las panaderías hace despertar los jugos gástricos ya que están repletas de este dulce ancestral. En las panaderías de Artajona, Pajarillos, Valdovín, Carot, Pequerul, y Lizaga-Gracia son jornadas en los que el trabajo se multiplica por lo menos por dos. Para ello se cuenta con miembros de la familia que colaboran para cubrir esta demanda.
Todos los años una semana antes del domingo de Ramos y como anticipo de la Semana Santa todos los «fuenteros» disfrutamos de una jornada entre amigos comiendo en el campo (tanto en la huerta como en el monte). En su momento la celebración giraba entorno a la merienda y la torta se acompañaba de chocolate y una naranja. Hoy día se festeja con una comida entre amigos y familia; todos aquellos que viven fuera regresan este fin de semana para festejar esta fiesta en la que se conmemora la llegada de la primavera.
El pastillo es una torta redonda en cuyo centro se colocan huevos cocidos enteros y sujetos por dos tiras de la misma masa en forma de cruz, la torta continúa respondiendo a la tradición y se sigue realizando con los mismos ingredientes de siempre: harina, huevos, aceite, azúcar, viena, masa madre de pan y esencia de azahar. Un dulce para todo el pueblo: su sencillez con sus componentes hacían de este postre accesible en precio para los trabajadores y clases bajas. No existe constancia gráfica del arranque de esta celebración pero los más mayores de nuestro pueblo evocan su celebración, y con formas y sabores muy parecidos podemos encontrar este placentero postre en otras localidades aragonesas y catalanas.
Este año hemos visitado el obrador de Paco Lizaga y Mª Pilar Gracia en la calle San Blas, el sentido del olfato se estimula en las «cuatro esquinas» donde sin mirar el escaparate nos deleitamos con los sabores de uno de los hornos de leña de nuestro pueblo.
Disfrutemos de esta jornada de encuentro y convivencia.
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